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3 juegos de castidad atrevidos para que las provocaciones sean mucho más divertidas

Hay algo tremendamente satisfactorio en saber que alguien está encerrado y no puede hacer nada al respecto. Pero si llevas un tiempo jugando a la castidad, probablemente quieras darle un toque picante. Ahí es donde un poco de creatividad ayuda mucho. Estos tres juegos morbosos son perfectos para quienes tienen llaves y les encanta provocar, y para quienes, en secreto (o no tan en secreto), anhelan el tormento.

Vamos a entrar en materia: breve, conciso y directo.

Cinturón de castidad de doble pene para parejas. Jaula de castidad compartida de doble uso.

1. Desafío “Sí, poseedor de la llave”
Durante un día completo, la persona que lleva la jaula o cinturón de castidad tiene que responder a cada solicitud con: "Sí, poseedor de la llave".

¿Quieres que te frote los pies? Sí, Keyholder.
¿Quieres que se quejen mientras limpian la cocina? Sí, Keyholder.
¿Quieres que te vean tocarte mientras ellos simplemente se quedan ahí, doloridos? Lo adivinaste.

Para que sea más divertido, incluye instrucciones sorpresa a lo largo del día. Susurrales al oído o envíales un mensaje con algo maléfico mientras están en el trabajo. ¿Su única respuesta? "Sí, el dueño de las llaves". Sin excusas. Sin insolencias.

2. Enjaulado por una pista
Esconde la llave (o la promesa de una fecha de lanzamiento) y haz que consigan pistas. Crea una pequeña búsqueda del tesoro, pero un poco atrevida. Desbloquearán cada pista completando tareas como:

  • Enviando un vídeo sexy pidiendo misericordia.

  • Usando un tapón durante una hora.

  • Sirviéndote la cena vistiendo únicamente un delantal y su jaula.

  • Recitando una frase sucia que escribiste mientras estabas arrodillado.

Cada tarea los acerca a la siguiente pista... pero tú decides cuántas hay. Quizás la última solo diga: "Hoy no". Ese es el verdadero giro.

Cinturón de castidad microinvertido con consolador de silicona realista y jaula para el pene.

3. El juego de “Si no se puede tocar, hay que mirar”
Tú eres el espectáculo. Ellos son el público.

Crea una escena donde te tomes tu tiempo contigo mismo: lento, ruidoso, intenso. ¿Y ellos? Se sientan. Con las manos atadas, encerrados en la jaula, con los ojos abiertos.

La regla es la siguiente: si apartan la mirada, gimen demasiado fuerte o intentan frotarse contra algo, añádeles un día más de confinamiento.

¿Un toque extra? Haz que te lo agradezcan después de cada orgasmo. No el suyo. El tuyo.

No son solo juegos, son juegos de poder con un toque sensual. Mantenlo juguetón, manténlo sucio y mantén a tu pareja nerviosa (literalmente). La castidad no se trata solo de control, sino de lo increíblemente creativa que puedes ser con ella.

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